sábado, 15 de marzo de 2014

"Man on the rocks", el regreso de Mike Oldfield


Regresos poperos, de aquellos de alta alcurnia. Porque quien más quien menos, deberíamos reconocerle a Oldfield que su insistencia es encomiable, y más a su edad.

Diremos las cosas claras, un servidor es y ha sido un fan de la obra del maestro Oldfield toda la vida. En especial, de su terceto inicial, obras maestras como la copa de un pino: "Tubular Bells", "Hergest Ridge", "Ommadawn"de las que perdurarán por siempre jamás. Sus continuaciones posteriores con el patrón de canciones + instrumental, también han rozado lo sublime por muchas razones. Ahí estarán siempre "Five Miles Out","Crises", "Platinum" o "Islands"

Cuando entonces, nos apercibimos de algo bastante inaudito en el contexto musical como es publicar una secuela de su disco más emblemático en "Tubular Bells II" ,ya arrugamos la nariz por parecer una mera estrategia comercial. Pero era tan sólo una de aquellas apariencias que engañan, debido a la excelencia del disco. Y más aún, por un "Amarok" que acabó sentando cátedra.

El resto de discografía tendió a lo irregular, con destellos de brillantez combinados con harinas de otros costales. Pero lo peor vino cuando decidió poner el apellido "Bell" por doquier, y de ahí, pasando por sus escarceos ibicencos, llegó la peor parte de su discografía. Y no pienso nombrarlos por aquello de no llamar al mal tiempo ni a los malos augurios.

Coincidieron todos esos nefastos innombrables con las estadías y residencias de su autor en diferentes tipos de paraísos playeros. Será que le gusta el agua al hombre, porque aparece en unas cuantas portadas, entre ellas las del presente "Man on the Rocks". De hecho, nacido en una isla, pasó a vivir a orillas de un lago perdido en Suiza, y ahora es residente fijo en las Bahamas,  desde donde vuelve a la acción.

  Y ¿con qué nos encontramos? Es difícil de dirimir, pero resulta que Mike ha vuelto a dar un paso adelante. Entre otras cosas, ha simplificado su manera de hacer canciones pop hasta dar con lo que se lleva hoy en día. Ha actualizado sus manías ochenteras que solían revestir de mayores complejidades estructurales  sus canciones cantadas, y las ha depurado hasta el esqueleto de pocas carnes que suele consumirse hoy en día y que pueblan muchas emisoras. Así que habrá que felicitarlo.

He aquí lo que hubiera sido el sueño húmedo de su anterior jefe Richard Branson, que por entonces le exigía canciones pop cortas y comerciales en vez de los instrumentales en los que tan bien se solía desenvolver y que le dieron su fama, popularidad y a la vez, su propio lugar en el mundo del rock. Resulta que tal era la coacción de Branson, que Mike después de regalarle un album entero de canciones, compuso un disco instrumental aderezado de guitarrazos, ruidos y disonancias como venganza, ya sabeis, el celebradísimo "Amarok".

Más de veinte años después, Mike, de mutu propio, entrega su segundo album entero de canciones. Paradojas de la vida.

Ahora el señor Oldfield ha aprendido que se pueden hacer acompañamientos haciendo rítmicos con acordes de guitarras, como base fija a lo largo de casi todo el disco, después de que el mundo del rock lo lleve haciendo tropecientos años. Luego, la uniformidad del resto de arreglos es patente, una cortina-bruma de teclados de fondo, y algun toque de solo de guitarra por allá. Estaría bien que intentara diversificar los acompañamientos poniendo algo diferente de vez en cuando.

Otro de los fuertes del disco, son las melodías vocales, la mayoría de ellas funcionales, otras de economía creativa más que evidente. Combinadas con otras que deberían figurar en el manual de lo que debe ser una melodía de voz de una cancion pop. Para ello, fichó a un excelente Spiller, y así lo ha exprimido. Pero uno de los contras de todas esas melodías reside en la tendencia en redundar demasiado en líneas descendentes. Excesivas diría yo.

El disco tiene su pelotazo en forma de single, un "Sailing", tema sencillo pero con estribillo potente, de los que se pegan. En realidad es una canción baratera y lo único que la salva es la voz de Luke y ese irresistible y luminoso "Sailing".

www.elcorreo.com
Continúa con uno de los temas del disco, un  "Moonshine" que destaca por encima de la mayoría en especial en la melodía de la voz, ejemplar. Además ese aire celta de los fondos le dan un aire distintivo. Tal vez la única pega sería esa irregularidad en las percusiones variables que no acaban de dar en el clavo. Cositas.

Luego llega el tema, uno de los pocos que va a perdurar y que probablemente acabará formando parte del próximo recopilatorio, "Man on the rocks". Tiene ese aire de balada épica que embriaga e inspira a partes iguales, y que tiene números para acabar siendo fácilmente uno de los remedios contundentes para cualquier mal día. Ciertamente te levanta el alma. Aunque la batería entre un poco de sopetón y que Spiller rompa la voz demasiado pronto para ir sobreactuandose progresivamente hasta el final. Y qué coros femeninos!! . Lástima de solo de guitarra efectista.

"Castaway" llegará avisando con el teclado machacón de único acompañamiento al principio, una batería extra-stereo que entra cual elefante en cacharrería para desembocar en unos cuantos berridos spillerianos. Yo salvaría la sencillez de la melodía vocal y el solo de guitarra, que lejos de lo que haga o deje de hacer, suena realmente potente. Tanto, que no parece Mike.

Luego, "Minutes" llega casi sin querer, despacito en otra lección de lo que es una canción pop directa, y sin demasiadas pretensiones, que muchos olvidarán fácilmente. El desastre empieza a percibirse cuando entra una guitarra Knopffleriana en "Dreaming in the wind", en lo que es la primera canción prescindible del lote, aunque sea correcta. Efectismo, lo llaman. Y ¡ay cuando repite el dreaming transportandolo a varios acordes! Mal fario.

"Nuclear" pertenece a una segunda categoría. Básicamente porque, especialmente por la voz, parece pretender ser una especie de remedo insuficiente del "Epitaph" de los Crimson. El problema es que a la melodía le faltan unos cuantos enteros hasta que no llega el estribillo, donde la cosa despega. Lo único del tema. Lo bueno es que esa parte la justifica bastante, pero el principio deja bastante que desear. Insuficiente.

Recordaré que el mismo Oldfield anunció que este iba a ser un disco de rock. Y eso pretendía, supongo con "Chariots", cuyo handicap es que no sabe a qué tiene que sonar, Spiller no le salva los muebles y acaba deviniendo un bluff AOR de los que te alentan a no continuar más allá. Olvidable.

www.radiomontecarlo.net
Como olvidable acaba siendo la siguiente "Following the angels". Engaña, porque la melodía está bastante bien. Pero se repite demasiado y si no te duermes entre medias, es posible llegar a un tramo con coros femeninos que debían darle un toque soul al tema. Pero encima esas voces quedan casi escondidas cuando deberían entrar dando el golpe en la mesa desde el primer momento. Intento fallido, de nuevo. ¿Se puede repetir más veces, la maldita frase del título en un solo tema?. Dan ganitas de enviarlos a freír espárragos en el Gobi.

Salvando "Man on the rocks", algunos momentos de "Nuclear" y el intento fallido de "Chariots"; "Irene" sí suena a rock (Aleluya). En realidad es otra canción fallida, pero en los 70 hubiera partido la pana por doquier. Me imagino lo que hubieran conseguido los de la Credence o los Status Quo con el mismo material. Para más inri, Mike nos cuela unos insufribles saxos sintetizados  que parecen salidos de un sintetizador del Pleistoceno. Malamente.

Está claro que tal vez el disco debiera haberse terminado cuatro o cinco temas antes como mínimo. Pero para rematar, llega "I give myself away" con una melodía de las efectistas y escuetas (otra más), que son la quintaesencia de lo que representa la sencillez y que de por sí no estaría precisamente mal . Pero la cosa se alarga, se vuelve a alargar y se repite y se vuelve a repetir, como si no se nos dejara bastante claro cual es el título de la cancion. Fatal. Si tal vez le hubiera dado más presencia al hammond....

Canciones ambivalentes, con cosas buenas pero con lastres que pesan demasiado, casi como el ancla de barco de los que le gustaría pilotar al bueno de Mike. De hecho, hay tan solo una canción gigante, Man on the rocks, que seguida de las casi redondas "Moonshine" y "Minutes" más el positivismo azucarado y poco perenne de "Sailing" serían lo destacable del disco. Los "Castaway", "Give myself away", "Following the angels", "Nuclear" que no saben adonde van ni lo que quieren ser, acaban siendo casi prescindibles. De las nefastas "Dreaming in the wind", "Irene" y "Chariots", nada se puede esperar. Tal vez pasar a la siguiente cancion o desecharlas.

Si tuviera que dar una puntuación, acabaría oscilando entre un 3 y un 4 sobre diez. Pero hay que ser justos, ahora Mike parece haber aprendido otra manera de hacer los acompañamientos de los temas además de haber dado con la fórmula de melodías vocales efectistas, escuetas y  casi impecables. Otra cosa será hacerlas durar o repetirlas algo menos. Ya lo averiguaremos en su próxima entrega dentro de otros 5 o 6 años. O eso espero.

Y no haré la bromita sobre el como lo hizo, sentadito en su pupitre de las Bahamas, mandando maquetas por Internet para que se las graben otros y quedando con algún amiguete para rodar los clips correspondientes con Spiller. Grande.


















miércoles, 5 de marzo de 2014

Descubrimientos (I): Hot Penguins

Hot Penguins:Brave Coast (2013)

Realmente es dificil llegar a todo lo que se va publicando alrededor del planeta, pero grupos que empiecen a sonar cerca de nuestra zona, no tanto. Y los penguins son un claro ejemplo. Llevan tiempo prodigándose por el Empordà, Girona y algo más, haciendo crecer la lista de fans por doquier gracias a  sus directos ágiles, despiertos y chispeantes. Una actitud desenfadada y contagiosa, con una puesta en escena que suele incorporar pequeñas sorpresas tanto de forma sonora como visual en una evolución inmejorable.

Palabras del amigo Raül Calabuig a través de su correo, que completarán el presente post/artículo. También es cierto que actualmente, la banda está en un parón forzoso por la dispersión de algunos de sus miembros alrededor del globo por cuestiones de estudios y demás. Por lo que algunos me direis ¿y entonces, para qué demonios nos hablas sobre ellos?

La respuesta es clara, este pasado 2013 publicaron su primer album "Brave Coast", grabación que ha abierto la caja de Pandora con respecto a los múltiples comentarios y menciones positivas en algunos sites. No es para menos porque en comarcas es difícil que salgan grupos que aglutinen las referencias que nos puedan venir a la cabeza escuchando el material contenido en este debut.


 -Referencias:

En medio de mi ignorancia respecto a la música más contemporanea o algunos de sus derivados con los que tampoco suelo comulgar mucho precisamente, me vienen a la cabeza cosas como LCD Soundsystem, Franz Ferdinand, Mendetz, ¡¡¡ o Arctic Monkeys. La voz me recuerda a cosas antiguas de Coldplay,  guitarras con reminiscencias claras a Vampire Weekend a los que también me recuerdan esas elaboradas e intrincadas bases rítmicas. Seguro que me dejaré más de una, pero creo que os podreis ir haciendo a la idea.

-Pistas y estructura:

Fuerza y ganas transmiten sus canciones. Y el terceto inicial es demoledor con mi preferida encabezando la lista "A heavy" a modo de introducción que te va a dar ganas de quedarte pegado al reproductor para ver qué más pasa. Y ¿qué pasa? pues que luego vienen "Future flood" y "Is coming" y la cosa se expande. Te rindes y quieres continuar. Irremediablemente sigues avanzando junto a tan inexorable material.

No hay pausa, ni respiro. Uno se esparrama con la combinación de melodías vocales que dan en el clavo, complementandose con coros que aportan aún más color. Luego una gran cantidad de breaks acompasados de batería, y los alternos entrelazados de guitarras cristalinas y unos bajos omnipotentes que acaban de completar el conjunto.

Un conjunto que peca de cierta irregularidad en cuanto a su conjunto o compactación: algunos breaks que emborronan un tanto algunos tramos y algun que otro momento que puede parecer un tanto disperso o repetitivo como en "Nomad". También será cierto que también le podrían faltar un par de acordes más en algunos temas para acabar de redondear el conjunto.

Un conjunto que rezuma optimismo por casi todo el minutaje, pero alcanzando cotas de excelencia tanto en su terceto inicial ya mencionado, y unas sublimes "Brian" y "A Giant" finales, con cierto titubeo en el tramo central del disco.

Pequeñas apreciaciones:

Pero uno de los principales inconvenientes que puedo ver, es un sonido que aunque notable, en algunas parcelas acaba por ocultar un tanto dos de las virtudes del grupo a mi modo de ver:

 - El primero está en un sonido de la batería donde los platos se oyen descaradamente demasiado por encima incluso que otros instrumentos, con unos bombos y cajas también por debajo de esos platos, cosa que también pasa con los toms, que parecen casi como acolchados. Parece un sonido excesivamente encarado al disco-rock  En esa base rítmica contrasta un bajo hiperpoderosamente stereo que tal vez pudiera ser un tanto más bajo para dar más poder a la grandísima labor del batería, en tal poderosas diversificaciones del conjunto de cada tema.

-Luego, otra de sus virtudes más evidentes, son los juegos entre las guitarras. Creo que deberíamos poder distinguir de manera más claramente nítida sus excelentes performances, porque tienen momentos realmente brillantes. ¿Qué más que poner esas brutales baterías por un lado y clarificar esas excelsas guitarras en un primer plano por el otro? Serían una autentica y completa bomba de relojería.

-Conclusiones e impacto:

Es un debut donde claramente exponen su buen hacer, su superávit de ganas, su explosividad contagiosa y unos brillantes desarrollos, que cuando se acaben de pulir las pequeñas rencillas sonoras y de completar con algun que otro acorde más, apuntará hacia el punto en el horizonte que ellos mismos se propongan y que acabarán por conquistar si persisten.

Además me consta segun RC, que en sus directos han conquistado gente con gustos muy heterogeneos, y de entre ellos, incluso el de algun miembro de grupos de rock duro, que "flipaban con las ganas que le ponían los chavales" aparte de verse sorprendidos por su calidad.

Luego, el diseño del disco, de Comoyoko es excelente, rozando la matricula de honor. Diseñado como album de fotos añejas de gente anónima disfrutando en la playa durante decadas pasadas. Vintage, si quereis, pero transmitiendo lo que transmite su música: luz y calor. Que se multiplica leyendo sus letras de corte vitalista por momentos, reflexivo por otros amalgamandose con la música en un todo poderoso.

Poco me quedará por decir, aparte de que me olvide de mentar que pululan terrenos indies que lindan pop y rock de guitarras por un lado, disco-rock por otro y poderío popero en las inflexiones vocales. Un todo que es disparado a borbotones, como si de una explosión semicontrolada se tratara. Atolondrado, sorpresivo y sobretodo, amplio.

Excelente material que han perpetrado para nuestro goce sus miembros: Adrià Margall,Adrià Congost, Joan Oliva i Aleix Turron. Y que esperamos que vuelvan pronto y no lo tengan que dejar.



Música y contacto:


-Música:                 http://hotpenguins.bandcamp.com/
-Página web:           https://myspace.com/hot_penguins
-Contratación :        hotpenguinss@gmail.com




lunes, 3 de marzo de 2014

Incombustibles Motorhead: "Aftershock", por el poder de Lemmy!

El poder de Lemmy

El poder de Lemmy , y esas cosas. Porque no sé titular los posts. Porque pierdo de vista muchas cosas, por mi forofismo musical. Por muchas otras cosas que no pienso mentar. Ni falta que hace. Y además aviso que voy a utilizar un lenguaje informal, soez y grosero. Lo requiere el artículo y porque el espíritu del rock'n roll lo invade todo. Iba a decir también que me excusaran por adelantado, pero a quien no le guste que le den. Hablando en plata. El que no entienda de qué hablo, que se ponga este último disco de los ingleses. El que no entienda, que empiece a escuchar algo rockero con pedigrí fuera del domingueo musical que está tan en boga últimamente

Qué narices, toda nueva publicación del trío debería ser noticia por doquier y alegrarnos el día. Aquí están Motorhead, incendiando las ondas de nuevo. Porque llevan haciéndolo durante unos cuantos puñados de años. Y no bajan el listón. Su propuesta atemporal siempre tiene los ingredientes justos de rock abrasivo, directo a la yugular. Siguen quemando como lo hace el primer trago de bourbon de la noche.

Esa voz atropellada parece por momentos rota de manera forzada, y es que el maestro ya tiene muchos kilómetros de brega, andanzas y alcohol. Dicen que ha tenido algun que otro amago de yuyu momentaneo, pero sabemos de sobra que a la mínima que pueda se armará con su bajo en ristre, levantará el cuello de nuevo apuntando a su micro vintage y nos esputará de nuevo sus versos descarnados.


 Son incombustibles, y tienen una fórmula imperecedera que lejos de no moverse ni un centimetro de la autenticidad innata que siguen supurando, vuelven a disparar de manera indiscriminada en todas direcciones. Ellos lo tienen, y no se cortan ni un pelo, no piensan desfallecer como sí hacen muchos que vuelven por la puta pasta, o que intentan recordar sus propios maravillosos años de gloria que no van a volver.

Lejos de todo ello, su música vuelve a sonar musculosa, lacerante, ardiente, sigue raspando como encendidas reyertas de bar tabernero perdido en medio de carreteras innombrables de algun lugar ignoto de la ruta 66. Ese olor del suelo empapado en sudores varios, restos de cubatas, trofeos mohosos y pequeñas porciones de ADN inidentificables. Ese olor de barra, que al levantarnos al día siguiente identificamos resacosos como algo lejano mientras abrimos con problemas la persiana de la habitación de un motel a media asta. Mientras alzando la vista vemos la silueta de la enésima chica de curvas pronunciadas, cuyo nombre no volveremos a recordar nunca jamás una vez volvamos a armarnos con las camperas para volver a salir a la carretera, hacia nuestro siguiente destino etílico en algun bar de carretera impregnado de aromas a cerveza barata, vapores corporales varios,  y en busca de nuevos episodios que olvidar en la letanía de la próxima resaca reincidente.

Aquí tira de rock despellejado en "Heartbreaker", cabalgando a traves de su "Coup de grace" sin inmutarse, hacia el blues de carretera "Lost woman blues". Y no falta de nada, porque en "End of time" empuña su bajo cual sierra eléctrica a punto de rebanarnos los sesos en plan Walking Dead. Aporreando el bajo y rebentando los timpanos del personal a base de ritmos exaustos de adrenalina, un puñetazo detrás de otro, con los huevos encima de la barra y con una sonrisa burlona asomando por detras de un dedo corazón incansable.

No hay disco desaprovechado, no hay ni un segundo de descanso. Ni el mejor chute de speed bañado en Jack Daniels tendrá nunca el mismo poder. Será por eso que sigue gustando por igual a hipsters pijales de capital, a los indies  gafopasteros sosopedantes habituales del RDL, punkies urbanos sin remisión o consumidores habituales del nuevo rock moderniki teñido de tendencia revistera.




Si quereis rock and roll de verdad, dejaos de meteros en berenjenales mainstream para domingueros que no pasarán de carnaza para puretas llevados por aquello de querer parecer rockero por un rato haciendo cola para comprar las entradas para el siguiente bolo de AC/DC sin saberse nada más que los cuatro hits de turno. Abstenganse oyentes que se conformen con meterse en los shows multimedia de los Muse o que vayan al concierto de los Black Keys por que dicen que son el grupo del momento, y les toca ir para intentar ser modernos por un día. Y porque es tendencia.

Porque llegarán los Motorhead y nos endosarán una patada en los huevos que nos dejarán con la cara de tontos, una vez más.

Rock and roll a borbotones, afilado como clavos, demoliendo a velocidades de choque imposibles. Porque el día que queramos rebentar la mierda de circunstancias que nos rodean tirando los muebles por la ventana y mandemos a la mierda al cabrón cretino que está hecho nuestro jefe y su multitud de pelotas calzonazos lameculos, la banda sonora volverá a ser Motorhead.