viernes, 29 de mayo de 2015

Cru! + Marina BBface & the Beatroots (La Mirona, 22/05/15; Salt)

                                                Conciertos exquisitos

No voy a quejarme últimamente, parece ser que estamos de buenas, en racha, yendo a conciertos y saliendo satisfecho, o mucho más que eso, henchido de energías cada vez que salgo de ver un directo. Será que sabemos escoger o que simplemente los astros se han alineado de tal manera que me impulsan a ir a presenciar delicatessen musicales estos últimos quince días. Pero cabe decir que se ha dado esa coyuntura, después de cierto tiempo parado en cuanto a asistencia a conciertos se refiere.

Y es que en esto de los directos, seguir el impulso acaba siendo el mejor acierto casi siempre, si dejas las dudas de lado o las reservas o pereza a desplazarse, el karma y la misma música te lo recompensan con toneladas de satisfacción y disfrute. Y hoy no era para menos. y me explico. La propuesta era irresistible, unos Cru! que me enamoraron durante las barracas de Figueres y  Marina BBFace & Beatroots que los tenía entre ceja y ceja desde que el otro día tocaran en el Teatre de Roses mientras a pocos metros andabamos en medio de una jam, y en una miniescapada me di cuenta de lo que me estaba perdiendo. Creo que había escaso margen de error. Por no decir ninguno.

Y que conste en acta que hoy voy a adjuntar material propio, a pesar de todos los auto-inducidos contras y manías de uno mismo en cuanto a su calidad se refiere. Es la que es, a través de un móvil, pero ya que disponemos de este material, qué menos que mostrarlo también aquí. Lo digo por aquellos puristas que no les van estas cosas y que no se conforman con material audiovisual casero.

                                                         CRU!

No voy a andarme con monsergas, Cru! me han enamorado. Si la otra vez los descubría, ahora hemos pasado a la admiración abierta y sin paliativos. Esa es la música que me gustaría tocar, me digo. Así que ahora estos ojos son los de un fan rendido a esta banda, algo que tal vez me pese a la hora de intentar hacer una crónica como es debido. Pero lo voy a intentar, aún con miedo de dejar que la pluma se me dispare hacia ciertas tendencias poco ecuánimes.

Ya sabeis, una banda de rock setentero, entre el hard-rock, el rock urbano el psicodélico y  colores clasicos, con voz femenina. Su música destila energía y sus riffs se proyectan aunados entre el bajo y la guitarra, auspiciados por los ritmos en la retaguardia y enriquecidos con la voz de Marta.


Una tras otra van cayendo, y uno receptivo no hace más que vibrar casi al unísono, pese a que el ambiente, por la escasez de asistencia, no acompañara tanto. Pero cabe decir que, una vez más el sonido es una delicia, como siempre en la Mirona, que nos tienen muy mal acostumbrados.

He venido a ver a dos bandas en acción, pero con una ya me hubiera bastado seguramente y esto pinta bien. No voy a esconderme, este rock me va, mucho, y si tengo ocasión, no me lo dejaré perder cuando vuelva a cazar algun otro show suyo por ahí. Pero vamos, que se me pierden los dedos...

No me gusta repetirme, las costuras son firmes, el material exquisito, un rock redondo y sin fisuras. Tal vez Marta hoy se haya dejado atrapar por el ambiente, pero siempre da en el clavo a las voces y cuando se suelta, proyecta esa energía esparciéndola por cada centímetro cúbico de la sala. Y cuando en algun momento rompe la voz,estoy por sacar la bandera blanca: atrapado y sin remisión.

Luego, a la guitarra (Manel Casadevall)  y el bajo (Sisu García), que juguetean cabalgándose el uno al otro en sendos riffs, ahora yo, ahora tu, luego los dos; exhiben una sintonía que muchos ya quisieran. Pero también lo diremos, cuando las estructuras son de este calibre y tan consistentes, con poco haces mucho, y hace falta poco más para que se cocine un plato para gourmets exigentes. Pero a ellos añadimos la base rítmica (Gerard Canadell), directa, aguda y con punch y la cosa se multiplica.
 
Tal vez debería repetir de nuevo que me falta algo de movimiento a los dos instrumentistas que flanquean a Marta, especialmente a la guitarra ya que la música se presta a ello; pero como también he dicho anteriormente, la concentración que requiere ser rítmica y solista a la vez y su alternancia en riffs acoplados al unísono con el bajo no debe de ser fácil de mantener. Pero en realidad ¿a quien le hacen falta posturitas y caretos por doquier? Supongo que tampoco son necesarios pero sí suponen una contradicción enorme entre lo que uno vive al escucharlos en vivo y lo que ves en el escenario en este caso concreto. Nada insalvable ni exagerado. Y aun menos teniendo a Marta de frontwoman al lado.

En fin, seguiremos reivindicandolos, pero temo que no puedo seguir describiendo lo que significó porque a todos los efectos, las palabras se me van a quedar bastante cortas para definir mis propias sensaciones. Tal vez os parezca exagerado, pero no es así. Palabra. Ya me direis cuando tengais la ocasión de disfrutarlos en directo.



                                            Marina BBFace & the Beatroots

No nos engañaremos, algunos de los asistentes habían ido a disfrutar de los Beatroots, pero para mí era una noche de doble cartel, de aquellos que uno no puede perderse. Ya lo he mentado más arriba, el día de la jam, me dejé enredar por Guanter para ir a chafardear en el teatre de Roses, y allí me di cuenta de lo que me estaba perdiendo. Marina BBFace & Beatroots, cantante que a solas me había perdido junto con Txell Sust, Alba Perez y Sandra Fern en el Black Music Festival, concierto al que estuve a punto de pedir acreditarme;  y cuyo grupo, los Beatroots había visto en algun videoclip youtubero.

Para los que no sepan o no conozcan, Marina fué integrante de los Pepper Pots de Girona, grupo salido de la hornada de la ola de grupos revivalistas del pop-soul-funk sesenteros, como aquellas Pippettes, Imelda May o Micragirls de hace unos años ya, pero con el aliciente añadido de ser de aquí. Una propuesta consistente, de etiqueta y kilates.


Pues bueno, ahora sintetizada en un quinteto, con las bases algo más puras, reducidas a un cuarteto instrumental clásico, guitarra (Frank Montasell) , bajo (Hector Moras),  hammond (Dani Campos) y batería (Raul Perez). Y la mayúscula voz de Marina, claro.

Debo decir que tan sólo había escuchado los singles de los videoclips youtuberos y lo que cacé en vivo en Roses los 5 minutos que estuvimos, pero ya me habían dado muchas ganas. Y aquí estoy para confirmarlo


Al final fué así. Porque la música tiene clase, la guitarra se mueve poniendo el ritmo al desarrollo de los temas, ahora funkeando, ahora wahwaheando, ahora arpegiando y dandole contrapuntos a la base rítmica de la batería, que bascula entre el marcado estandar y el bombo a modo de pulsación tambien por ratos.


El contrapunto elegante está en el hammond, un hammond con mucho cuerpo (no espero menos de un Clavia Nord Lead), que establece sus puntos urdiendo colchones redondeando el ritmo o perfilándose en algunos momentos como instrumento rítmico. Como teclista aficionado, me gustaría haberlo oído un poco más (¿algo más de volumen?), y haber podido saborearlo también algo más en algun fragmento en forma de solo, pero me conformo con un par de ellos. Un hammond siempre suma, y le da un toque elegante a este tipo de música.


El bajista establece las bases, el quía de todo el conglomerado instrumental que hay encima, la brújula del tempo y la clave para que todo ello vaya a buen puerto,al mejor como así acaba siendo. Siempre se suele correr cierto peligro cuando un guitarra es a la vez solista y  rítmico, pero en este caso acaba siendo casi el único rítmico, por lo que el featuring del bajista es más clave aún. Pese a ello, no defallece en ningun momento ni tampoco queda limitado, más bien lo contrario.


Marina BBFace, es la voz. Dicho así suena a evidente, pero en realidad no lo es. Es una de las mejores vocalistas como mínimo de la zona, de aquellas que suenan mucho mejor en vivo que en el contexto de un disco, y ello sólo está al alcance de unas pocas, las que lo bordan. El soul reside en su voz, y de hecho hace lo que quiere, puede romperla, hacer agudos que estremecen, y básicamente, ponerte los pelos de punta cuando se marca unos leadings bien cargados de sentimiento.

Es la cantante perfecta, que no necesita de los típicos vibratos uniformes y cansinos que suelen pertrechar las aspirantes a cantantes de talentshows en plan triunfito. Volveré a repetir que es de las que suenan mejor en vivo y bien de cerca que no enlatadas en un disco. A este grupo puedo incluir a gente del calibre de Silvia Perez Cruz, Laia Bahi o Andrea Motis, pese a la gran diferencia estilística entre ellas. Es una de las grandes damas. La voz.


Además se le ve a kilómetros que tiene tablas y savoir faire, en movimientos elegantes y sugerentes, buscando a todos los miembros del respetable con la mirada y fluyendo a través de la música. Es un subidón. Podemos decir lo mismo del resto de miembros como excomponentes que son de bandas como Chocadelia internacional, Cardova o Sol Lagarto. Tablas, y más tablas que siempre suman y siempre se notan.

Pero si a su performance le añades un todo global en perfecta harmonia, equilibrado y funcional, la cosa se multiplica. Ves al guitarra entregado, buscando también a la audiencia en sonrisas complices y los dos de la retaguardia fluyendo a su vez con el bajista.

En cuanto a cosillas que se podrían decir, supongo que bien pocas. Si detecto en algún que otro tema en el que uno arranca a moverse y bailar, en algun momento se rompe el ritmo de alguna manera amansándolo o acelerandolo en pequeñas variaciones entre partes de la cancion que acaban echando el freno al arranque de uno, y tal vez eso les pese un poco. Pero son pocos segundos y en pocos temas. Minucias insignificantes que supongo que serán fruto de no haberlos audicionado antes como es debido.

Pues eso, una noche de voces excelentes, una rockera y otra más soulera. Rock, soul y como siempre me gusta destacar cuando se produce, una reivindicación de las féminas en un mundo más bien machistoide. Noche de grandes bandas, noches de rock'n soul. Noches de ensueño.

Qué más podría uno añadir, pues que he sucumbido y he disfrutado como un niño, en un programa doble de los que tendré guardado bien dentro de mí. Por siempre jamás.





























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