miércoles, 29 de abril de 2015

Cronica añeja de un fan acérrimo de Pink Floyd: Roger Waters,the Wall Palau Sant Jordi (Barcelona) 29/03/11

                                                  

                                                 EVENTOS  INOLVIDABLES

Esto se trata de un anacronismo, tal vez una nueva minisección en el blog. No lo sé. Recuperamos este post sobre el concierto al que asistimos hace unos años ya, reciclado del insufrible y desaparecido Myspace, a cuento de que últimamente hemos hablado de Pink Floyd.

Ya introduje en su momento un marco adecuado para aquel acontecimiento, uno de aquellos que no se olvidan. Doy por hecho que se deduce que uno asiste a los eventos y conciertos que le puede apetecer o de aquellos artistas que le gustan. El día que nos acrediten tal vez hagamos un pensamiento, pero como blogueros aficionados, el amor al arte mueve montañas.

Soy un fan de toda la vida y por ahí empiezo más abajo. A posteriori del impacto emocional que supuso la catarsis de haber asistido a ese material que tantas escuchas le había dado durante mucho tiempo, empezamos a deducir muchas cosas. Entre ellas, que la música de The Wall significó un antes y un después en su momento, una obra monumental, que se escucha tranquilamente de manera contínua como unidad. Unificaba canciones con orquestas, con cosas sinfónicas, otras de rockeras, coros magnificentes, y un largo etc. Ahora prefiero más bien el 2º disco ya que el 1º tiene una 2ª mitad irregular con algo de mal rollo y regocijo de lo negativo.

 A todo esto, pues viéndolo en perspectiva, uno se lo vuelve a escuchar y oye lo que es, música viejuna, añeja y ya superada. Tal vez inmortal o eterna, pero muy pasada de moda. Qué decir del concierto, siempre se ha convenido que a Pink Floyd en cuanto a espectáculo estaba tan sólo por detrás de muy pocos, como en su momento U2 o ahora Muse. Y aquí se recicla el show que montaron en los 80, inviable por entonces, pero que ahora Roger Waters adaptaba a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías.

 Dicho de otro modo, en el 2012 la tecnología permitía aquello y mucho más. Y la fisionomía de un muro usado como pantalla facilita un tanto las cosas. Aún así, ir coordinando la subida del muro justo con las canciones, animaciones, fuegos artificiales, inflables etc sigue siendo algo monumental, hoy en día, pero seamos justos, ahora todo eso es mucho más fácil en cuanto a coyuntura (especialmente tecnológica) se refiere.

En fin, lo dejo aquí como introducción añadida a día de hoy, tan sólo recalcar que más que una crónica al uso, asistireis a una descripción de lo que vimos por entonces en plena catarsis emocional de los ojos de un fan acérrimo de la banda, en este caso, también de Roger Waters, cuyo equipo de músicos le han acompañado en otras giras de su propio material al margen de Pink Floyd. Entre ellos su churumbel, el pelirrojo greñudo que ejerce de 2º teclista y acordeonista final.


 También mentar que las fotos son de archivo (y libres), aunque muchas de ellas son del mismo show en Barcelona. No me imagino estando por la labor de grabar o hacer fotos para perderme lo que tenía delante.
 De todas maneras, con esto de las nuevas tecnologías, se puede encontrar en youtube una aproximación más o menos currada a lo que fué, por lo que el que es accesible a todo el mundo.


Roger Waters: the Wall .Palau Sant Jordi (BCN) 29/03/11

Un fan verdadero de Pink Floyd, que tiene toda su discografía, y que tanto tiempo hace que sigue a la banda, no puede resistirse a asistir a la representación del que para muchos floydianos es su disco fetiche de la banda; el mega-show del the Wall al completo. Personalmente había escuchado este doble disco por 1ª vez en mis años de instituto, y completado toda la información sobre él mediante biografías y recientes documentos en directo ("the Wall live"), además de la película de Alan Parker sobre el disco y el video pirata de la representación en el Nassau del 79.

Sabiendo que el show en los 80 sólo se representó en cuatro contadas ocasiones por lo monumental del presupuesto y del montaje, que hicieron imposible la viabilidad de una gira mundial, este concierto representaba una catarsis de todo lo que ha sido mi vida como fan del grupo y evidentemente un hito en cuanto a mis audiciones musicales.


Así que, esperandolo con ganas y exactamente con la ilusión de un niño durante semanas, y planificando mis vacaciones alrededor del evento, inicio el periplo hacia el pabellon olímpico. Si, con escalofríos sólo de pensarlo, y embobado por el entorno y lo que me espera allá en la cima de la montaña. Obviamente, que nadie espere un análisis musical sesudo, ni una crítica justa, ni ecuanime, ni equilibrada, ni nada que se le parezca. Tal vez una crónica sesgada y con poco tino, es lo que hay.

Al ocupar la grada 211, fila 29 y asiento 20 (o sea 2ª grada al fondo esquina derecha) ya diviso el muro en los laterales, la archiconocida pantalla circular y me hago una idea de lo que va a ser el sonido admirando la cantidad de bafles por encima del publico de platea (de a pie) y el tamaño de la mesa de controles.

1ª PARTE
Empieza la melodieta-himno inicial (y final) para ser interrumpida por unos atronadores acordes distorsionados de guitarra, los que conforman la primera parte del "In the flesh"; que para ganar impacto se hacen coincidir con el estallido de fuegos artificiales durante el riff. Mi corazon se acelera y mis ojos brillan sedientos...
Esta pequeña apoteosis inicial termina con un avion estrellándose contra el bando derecho del muro en una explosión de júbilo por parte del repetable, mientras se simula el incendio inherente del choque y empiezan a sonar los lamentos del bebé que introducen el siguiente tema "the thin ice" que la banda de Waters convierte en algo más espectacular de lo que realmente es.

Cuando afrontan las reverbs y ecos de lo que es "Another brick in the wall I" van apareciendo retratos de activistas por la paz y heroes perdidos en guerras varias en cada uno de los ladrillos que han ido multiplicandose durante el discurrir de los temas, estableciendo un mosaico-homenaje francamente vistoso y a la vez sorpresivo.
 

Un helicoptero resuena y retumba y a la vez se intuye por focos que deslumbran al publico. Al atacar el tema precedente al himno del disco "Happiest days of our lives" aparece el maldito profesor que castigaba a sus alumnos y a Pink (personaje central del disco) con sarcasmos y comentarios crueles, una marioneta gigante en el costado derecho con los ojos iluminados y una faz terrorífica, para sin solucion de continuidad dar paso al "Another brick in the wall II" enérgico, y en la mitad de la cual, aparecen un grupo de niños entonando el grito de guerra por antonomasia, increpando y bailando al profesor, hasta hacerlo desaparecer. Y aquí los argumentos musicales de la banda afloran con un sólo mayestatico entre 2 guitarras y 1 hammond inexistente en el disco, para dar paso al primer saludo de Waters en catalán "bona nit barcelona, encantat de ser aquí aquesta nit, un aplaudiment pels nens!".


 Acústica en ristre, Waters ataca su "Mother", con un monigote en el costado derecho representando a esa figura sobreprotectora segun él, que escogerá a sus novias y lo mantendrá siempre bajo sus alas, y mientras el niño Pink pregunta sí debería tratar de enrolarse en politica, una pintada en el muro aparece como respuesta "no fucking way/no me jodas" en los dos idiomas.

Cabe decir que se van añadiendo ladrillos al muro entre la banda y el público mientras van sonando los temas. A veces casi imperceptiblemente. Efectos de luz y proyecciones. Y música, mucha música.

En "Goodbye blue sky" con un muro más completo, nos sobrevuelan multitud de aviones preparando sus bombas para lanzarlas, simbolizadas por signos industriales,el del dólar etc, para bombardearnos y justificar así cualquier guerra sinsentido en este horrible mundo que nos rodea.



Las proyecciones van calando y apareciendo espectaculares, siempre en relación con la temática de las canciones, así "Empty spaces" figuras animadas cual flores se aparean en feas estampas y separa ladrillos y los aleja. Luego en "What shall we do now?" cual película de dibujos animados con un muro que se multiplica alrededor del personaje como barrotes en una celda en este tema sólo concerniente al directo. "Young lust" hace aparecer mujeres en desnudas carnes, y a todo esto el muro está casi completo con sendos agujeros a través de los cuales se divisa la banda. Audiovisual proyectado en el muro. Fantasía.


  "One of my turns" con la fan incurriendo en los aposentos del artista Pink, y "Dont leave me now", con un Waters ante el muro, implorante representando al personaje al que la mujer lo abandona por culpa del muro que se ha construido a su alrededor y que lo aísla del mundo.

 El ataque de ira de Pink en "Another brick in the wall III" que pretende rebentar a todo aquel que ose hacer pintadas en su muro, para luego esgrimir " The last few bricks", otro de los temas exclusivos del directo y que resumen todo el disco haciendo discurrir esbozos de todos los cortes del disco. Y llegando finalmente al "Goodbye cruel world" donde Waters canta a través del agujero que deja el único ladrillo que falta para completar el muro; y en el último Goodbye, lo tapan; y he aquí el muro completado!!!. Media parte, ya sin aliento, y con sed de más.



2ª PARTE

Al atacar el "Hey you" se adquiere el entero significado de lo que es el muro, y que movió a Waters a concebir el disco entero, después de un enfado suyo posterior a un concierto de "Animals". El significado pleno, con la banda oculta tocando detrás del muro, de la cual tan sólo nos llega el sonido, en ausencia total de proyecciones y distracciones.


Desde algun sitio se nos pregunta "Is there anybody out there?" desde el otro lado del muro, y regresan las proyecciones y el espectáculo con esta suite tranquila instrumental. Se abre una plataforma donde aparece Waters mirando el televisor apalancado en un sillon cantando "Nobody home", plataforma que desaparece detrás del muro, para luego preguntarnos sobre "Vera" en ese corte acústico-orquestal; para dar paso a un alargado y operístico "Bring the boys back home", con otra puya antiguerras, reclamando el regreso de los perdidos en las guerras, y también a los que ésta deja secuelas o los condena a navegar por la vida sin los recursos que la guerra ha borrado del mapa. Arenga directa y con mucho punch musical, con Waters ante el muro. He aquí una de las pegas musicales, ya que el sonido está enteramente grabado y no demasiado encajado en cuanto a volumenes en un primer momento.


 Luego el otro totem del disco "Confortably numb", en la cual (si mal no recuerdo) se nos aparece una banda delante del muro, relatandonos las peripecias de Pink con las drogas, con el médico conversando con Pink para hacerlo regresar del limbo opiaceo con la mision de enviarlo de nuevo al concierto que tiene estipulado el artista. Momentos apoteosicos durante los solos de guitarras, que a esos 7 u 8 metros, justo encima del muro, aparecen los dos solistas como dioses salidos de la nada, tocando desde las alturas, con un sonido impresionante y espectacular, conversando entre ellos, respondiendose y haciendo trizas las expectativas del público.

 "Show must go on", aparece como anunciando su continuidad. Y dando paso al "In the flesh II", con efectos, donde Waters disfrazado ya de dictador dispara su simulada metralleta contra el público, haciendose eco del odio adquirido de Pink hacia la audiencia, de talante fascista. Llega el aviso tremendista "Run like hell" para que huyamos, en un esperpento exhibicionista de sonido atronador, y proyecciones casi en 3D para quitarnos el aliento.

Y a esta ida de olla fascista de Pink aparece su símbolo de los martillos andantes desfilando por la ciudad, alegoría de esvásticas y tremenda metáfora del pensamiento desquiciado del artista Pink en "Waiting for the worms", Martillos andantes y gusanos. Y en este crescendo musical, coronado por un "Stop" contundente, preámbulo del juicio al artista en "the Trial", de dibujos animados donde un juez acribilla a Pink-niño en una especie de letrina hecha de ladrillos donde se juzga al artista por exponer sentimientos, y donde la condena final será la de destruir el muro; con una multitud enfervorizada de fondo gritando contra el muro, fuego! y en otro crescendo magíco y esotericamente poderoso, termina el tema y el Muro cae.













Buff! subidon brutal al ver como caen los ladrillos en un estruendo épico, atropellando mis expectativas sobre el espectaculo, haciendolas trizas, y estallando alrededor de mis oidos, en sintonía con un público desatado,enardecido y entregado.

Y de entre los ladrillos instantes después del estupor; el himno-melodieta "Outside the Wall" con sendos instrumentos acusticos a modo de himno final, después de la furia tensa, para traer la paz de nuevo al mundo de Pink, por ende al nuestro.


Impresionante respuesta del público, aplausos que se alargan y uno en trance, que sin sentir las palmas de las manos, extasiado y rendido ante tal coloso, no da crédito a lo que acaba de ver, para, luego progresivamente ir regresando a la consciencia de que ese espéctaculo no va a volver nunca a su vida, y ese eterno momento, esas cortísimas dos horas acabaran siendo epitafios de cumbres que probablemente nunca volverán a ser conquistadas, de sintonía con el artista, la banda,el personaje y el mensaje.

Rendido, apesadumbrado por lo volátil del evento bajo cabizbajo por la ladera de Montjuic esperando alargar el júbilo hasta llegar al auto, volutas de consciencia que se aparecen para recordarme, que aquello; semejante fuerza visual y conjuncion de luces, muñecos, muros, proyecciones ,sonido y música nunca volverán. Por siempre jamás.

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